A todo el mundo le encanta una buena lasaña, ¿verdad? Esas láminas de suave pasta que se alternan con una salsa de carne y tomate casero, y que finalmente se recubre con una cremosa y fina bechamel. ¡Toda una delicia!

Un plato que no solo entusiasma a los italianos, los reyes de la lasaña, y que he traspasado fronteras conquistando todos los paladares.

Hay muchas versiones de la lasaña, ya que el relleno puede ser diferente cada vez, pero todos coincidimos en que la lasaña tradicional está elaborada con carne picada de ternera. Otras opciones más innovadoras incluyen verduras o incluso carne vegetal.

Sean cual sean tus preferencias, tenemos recetas para todos los gustos. Echa un vistazo y elige la que más te guste, ¡o hazlas todas!

Consejos para que salga una lasaña perfecta

La lasaña es el plato de comida perfecto, es reconfortante, delicioso, satisfactorio, y sirve tanto para una comida diaria, como para una cena importante.

Pero aunque es una receta que sobresale por su simplicidad, puedes encontrarte con algunas complicaciones: pasta demasiado crujiente o demasiado blanda, salsa soporífera o demasiado rala, el punto correcto de la carne, etc.

Tranquilo, estamos aquí para ayudarte a que tu receta de lasaña sea siempre perfecta.

Comienza con los ingredientes adecuados

Aunque generalmente se suele utilizar carne picada de ternera como relleno, la carne de ternera no es lo mejor para la lasaña.

Tienes que mezclarlo con carne de cerdo para que sea más sabroso. Se recomienda utilizar una proporción de 1:1 de carne de ternera y de cerdo.

La lasaña no tiene porqué ser siempre de carne. Utiliza otros ingredientes de relleno como el atún, los vegetales, el pollo, los champiñones, etc. Pero siempre de calidad.

Ten cuidado con la cantidad de verduras que añadas a la receta, ya que los vegetales con mucho agua, como los hongos, la calabaza y las espinacas, pueden crear una lasaña aguada.

Si realmente quieres aumentar los vegetales, saltéalos primero y escurre el exceso de líquido.

Utiliza mozzarella de búfala y ricotta fresca. Evita las variedades light, pues el sabor no es el mismo, y este no es un plato que se presta bien a reducir las calorías.

No te molestes en utilizar pasta fresca. Es mucho trabajo adicional sin ningún beneficio obvio, ya que las capas de pasta fresca cocidas pueden resultar demasiado blandas.

Incluso puedes utilizar placas de pasta sin cocer, ya que se ablandarán con la salsa (aunque debes asegurarte de que utilizas mucha salsa, ya que la pasta absorberá un poco).

Las placas de pasta remojadas en agua caliente también son una buena opción.

La bechamel también es una buena adición. Esta salsa madre francesa hace una lasaña que es absolutamente de ensueño, añadiendo una capa de untuosidad que corta el sabor de la salsa de tomate.

Y por supuesto, utiliza salsa de tomate casera, tiene mucho más sabor.

Ensámblala con cuidado

Invierte en una fuente apropiada que tenga suficiente profundidad, para que la lasaña tenga varias capas.

Asegúrate de poner un poco de salsa en la base de la fuente primero, para que la primera capa de pasta no se pegue a la fuente.

Empieza a hacer capas. Cubre el fondo de la fuente con una capa espesa de relleno, luego pon una capa de pasta, seguido de un tercio de la mezcla de queso y luego salsa. Repite este proceso hasta que llegues a la superficie.

La última capa de pasta debe estar completamente cubierta de salsa para evitar que la pasta se vuelva crujiente o quebradiza.

Y por último, espolvorea queso rallado por encima de la salsa.

Cocínala a la perfección

Cúbrela con papel de aluminio antes de hornearla, normalmente a 190 grados durante una hora, luego retira el papel de aluminio y hornéala durante 15 minutos más para que el queso de la parte superior se gratine.

Sácala del horno y déjala reposar durante 10 minutos antes de cortarla; esto evita que las capas se separen inmediatamente.

Y al igual que la lasaña, el salmón al horno también está delicioso. No puedes dejar de probar todo lo que propone esta web con varias recetas de salmón al horno.